Foto: Carmen Vega
Siempre nos hemos identificado con el enorme y rico patrimonio que posee nuestra Comarca que la situamos en este corazón tan importante que son las Vegas Bajas del Guadiana dentro de la históricamente llamamos Baja Extremadura.
En este mismo medio llegamos a publicar un pequeño estudio sobre Torremayor (Torremayor, encrucijada en el tiempo, 15 de septiembre del 2018), donde hacíamos una breve recorrido de su Historia.
Recientemente la iglesia parroquial de Santiago ha llevado a cabo un proceso de restauración y conservación de una de sus joyas artísticas, las del Retablo Mayor que lleva por advocación al apóstol Santiago. Y digo una de sus joyas, porque este templo guarda entre sus maravillas artísticas algunos ejemplos de la belleza de su patrimonio, como por ejemplo su pequeña ventana mudéjar en lado izquierdo junto al ábside, la propia puerta de la torre de sobrio estilo del siglo XVI o el labrado sagrario que podemos observar en la imagen.
Entra estas expresiones artísticas del templo parroquial hay que destacar el rico, bello y armónico retablo mayor que acaba de ser restaurado por la doctora Carmen Vega (con quien me une una feliz amistad), la cual me ha proporcionado la imagen de dicho retablo una vez han finalizado su proceso de restauración y conservación. A ella quiero dedicar estas líneas como gratitud por su siempre amable y sincera atención.
Ya existía un retablo bajo la advocación de Santiago entre los años 1507-1508
A inicios del siglo XVI el templo de Santiago en Torremayor -entre los años 1500 y 1508- y siendo capellán con licencia para decir misa y administrar los sacramentos Pedro Fernández, inicia una serie de remodelaciones en su fábrica que afectan a la nave central, obras que incidirán en la remodelación de los tres retablos ya existentes a finales del siglo XV, entre los años de 1498 y 1500 y que eran el primero, dedicado a San Antón con una imagen pintada en la pared. El segundo advocado a los santos Mártires, San Fabián y San Sebastián y el tercero, del que ya se decía aún sin serlo, que es el mayor, al señor Santiago: “…el mayor de Santiago y los otros de los mártires y san Antón” (Torremayor, años de 1507 y 1508).
En este retablo que hace de “retablo mayor” se encontraba a inicios del siglo XVI el sagrario al cual se accedía por cuatro gradas de azulejos y en el centro del retablo había un tabernáculo donde se ubicaba la imagen del apóstol Santiago. En el año 1511 los visitadores santiaguistas mandan que la imagen no sea trasladada de dicho retablo sobre el cual se ordena se coloque un crucifijo a modo de remate, puesto que en realidad el templo carece de un auténtico retablo en la capilla mayor por lo que se dará inmediatamente la orden para su encargo y realización.
Se manda a construir el Retablo Mayor de Santiago en el año 1515
A inicios del siglo XVI, el templo de Santiago en Torremayor -entre los años 1500 y 1511-, siendo como ya hemos dicho capellán Pedro Fernández, inicia una serie de remodelaciones en su fábrica que afectan a la única nave, construyéndose espacios nuevos con una capilla mayor sobre cruceros de cantería y donde el arco central estaba trealizado en ladrillo.
Las obras de remodelación traen un desfase ornamental y con la realización de una nueva capilla, la exigencia de un retablo mayor que finalmente aparece recogido en los mandamientos santiaguistas del año 1515: “Que se faga un retablo con la historia del señor Santiago, el cual aún no se ha hecho a causa de la obra en la capilla mayor. Mandose al dicho mayordomo y a los siguientes de aquí en adelante que lo fuesen, se faga el retablo de madera de pino bueno según el altar de la capilla lo demanda…” (Torremayor, año 1515).
Dicho retablo deberá ser realizado con “tres tableros [pintura en madera que no en lienzo], con un sagrario de tabla dorado bueno. En los tableros pintados con las historias del Señor Santiago de pincel. E un crucifijo en ello, en lo más alto del dicho retablo. Con la imagen de nuestra Señora, e de san Juan y las historias que en ellos les vean gustadas.” (Torremayor, 1515).
Procedente de algún taller de Llerena o de Zafra
Desconocemos la autoría de las manos que ejecutaron dicho retablo. Román Hernández Nieves apunta que las “tablas son de indudable evolución moralina [Luis de Morales]; probablemente procedente de su taller, de algún discípulo o seguidor…” (Román Hernández Nieves en su obra Retablística de la Baja Extremadura. Siglos XVI-XVIII, pág. 68), sin embargo, sabemos que posiblemente debió ser realizado en algún taller de Llerena o en Zafra: “El cual, para su facer, se haga pregonar en Llerena y en Zafra, e en otras partes, donde vuestros maestros mandasen e el dicho concejo e regidores del dicho lugar. Y en ello pongan buen cuidado e diligencia. Y que todo ello se faga, sopena de cinco mil maravedíes para la obra de la dicha iglesia.” (Torremayor, año de 1515).
Las siguientes visitas entre los años 1515 y 1540 nos hablan de la finalización de la capilla mayor y con ella la llegada del Retablo Mayor, el cual ahora ha sido restaurado gracias a la acertada iniciativa de su párroco Francisco Blanco Galán. De estructura sencilla el retablo presenta un banco y dos cuerpos con tres calles, la central más ancha y remata por un ático. En la zona que denominamos banco, aparecen dos lienzos de los cuales se dice que son de estilo distinto al resto. Lo más significativo del Retablo son sus cuatro balaustradas y en lo referente a la iconografía, se respetó lo mandado por los visitadores santiaguistas en el año 1515: en la zona del banco y a la izquierda del sagrario, Cristo amarrado a la columna y a la derecha, un figura femenina la cual está representada con ataviados ricos, sosteniendo en la mano derecha un báculo y en la izquierda una rosa (tal vez la donante según nos cita Román Hernández Nieves); aparecen igualmente la Anunciación y la Oración en el Huerto. En el centro el apóstol Santiago abatiendo moros. En un segundo cuerpo la vocación de san Juan, Santiago, el diálogo entre Cristo y la madre de los Zebedeo para finalizar en el ático con el Descendimiento, curioso puesto que generalmente se suelen rematar con una crucifixión.
Fuentes utilizadas
- Libros de visitas de la Orden Militar de Santiago. Años 1494, 1498, 1500, 1507-1508, 1511, 1515 y 1549-1551.
- Román Hernández Nieves: Retablística en la Baja Extremadura. Siglos XVI-XVIII. 2ª Edición. Badajoz. Diputación Provincial, 2004.
- Pablo Iglesias Aunión: Historia de la Comarca de Lácara. Del Medievo a los Tiempos Modernos. Adecóm Lácara. Badajoz, 200
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