Una historia llena de contenido y que está a la alza:
"aún queda mucho por escribir de la Villa de Puebla de la Calzada"
Puebla de la Calzada. Bella localidad que a la ribera del río Guadiana suspira desde hace siglos por los comunicativos caminos de lo que fueron la red, tejido y arterias del Imperio Romano: las calzadas.
Toma en parte de ahí su nombre pero surcan también por los capítulos aún por construir y definir correctamente de su propia historia, nombres como aldea del Rubio, aldea del Carazo y aldea de Torresfreno.
Tras la reconquista por Alfonso IX ("rey peregrino") de Mérida, Puebla pasó a ser conocida como Puebla de Mérida y sus aportaciones a la Mesa Maestral rápidamente la llenaron de vitalidad y de ganas de crecer como población grande e importante junto a sus vecinas localidades de Montijo, Lobón, Alguijuela (Torremayor), La Garrovilla, La Roca de la Sierra, La Nava de Santiago y un etcétera que se llena con las tierras repobladas y administradas desde Mérida por la Órden Militar de Santiago.
Tiene esta villa desmembrada en el año 1575 de la orden santiaguista al ser comprada por la Marquesa de Villanueva de Fresno doña María Enríquez un tesoro que está en sus mismas entrañas al formar parte importante de aquella ruta que unía Augusta Emérita y Olissipo (Lisboa) con la llamada Alio intinere ab olisppone emeritam.
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Tiene tantas cosas Puebla de la Calzada que en este capítulo iremos poco a poco consagrando lo que ella se merece: el respeto desde la Historia, lo sublime para su difusión y la grandeza por sus gentes.