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María de Barbaño, origen y sentido histórico en la feria y fiestas patronales de Montijo: la "religiosidad popular en Montijo"

La devoción de los montijanos a la imagen de Santa María de Barbaño ha sido durante siglos la expresión de un pueblo identificado con

"lo festivo dentro del colectivo imaginario"


“Los dichos visitadores [Orden de Santiago] debieron e tomaron cuenta a los dichos mayordomos que han sido de la dicha ermita que se comenzó el año de mil e quinientos e cincuenta y tres años, que fue mayordomo García Sánchez, limosnero de ella…”(Visita santiaguista a la villa de Montijo, año 1553) 


El inicio del mes de septiembre nos viene señalado en el calendario por los días del 7 y 8 de septiembre, días en el que de manera muy especial Extremadura y de forma concreta Montijo, celebra las "Vísperas y la Natividad" de la Virgen María, ya celebradas desde el siglo VI en Oriente y que además dentro del año litúrgico bizantino suponía su inicio del propio Año Litúrgico (que se cierra con la llamada "dormición" que se celebra en agosto).


Sin embargo, los montijanos tenemos esos días muy bien marcado en nuestros corazones pues estamos hablando de las feria y fiestas en torno a María Santísima de Barbaño, Patrona de la localidad: del 7 al 11 de septiembre. Montijo, Barbaño, ermita, hermandad, devoción, pueblo e historia, elementos que nos hacen indudablemente en esta ocasión hablar de "nuestra Historia" en mayúsculas y ser capaces de que todo un pueblo pueda "hacerse Historia".


ORÍGENES TRAS LA CRISTIANIZACIÓN DE LA COMARCA:

SIGLOS III-XV


Los orígenes de la devoción en torno a María de Barbaño están indudablemente unidos a dos aspectos esenciales que nos llevan en el tiempo a los siglos III-IV para hablar del proceso de cristianización de la Comarca y por otro lado, a partir de los siglos XIII-XIV con la llamada repoblación medieval para entender el nacimiento de una posible institucionalización en torno a su devoción popular comarcal.


Desde que encontramos la presencia de cristianos en la comarca emeritense mencionados documentalmente por la carta de San Cipriano, obispo de Cartago (249-258), quien dirige un rico escrito fechado en el año 254 a varias comunidades cristianas de la Península entre las que cita a la propia comunidad Mérida, podemos poner de manifiesto que ya existían cristianos en la Comarca a mediados del siglo III. Entre esas comunidades está indudablemente la población residente en la entonces villa romana de Torreáguila (fundada en al año 25 d.C.), a lo que las investigaciones igualmente nos ha venido a mostrar, que a partir de lo que se conoce como segunda fase de la vida en la villa, surgieron espacios dedicados al culto y la vida espiritual propiamente cristianizados como el baptisterio (lugar para celebrar los bautizos) y el martirium (para la Eucaristía).



De igual eco histórico son los momentos de ocupación visigoda en la villa de Torreáguila entre los siglos VI-VIII. Dicha presencia ha quedado reflejada en las lápidas funerarias de Florencio y Florencia (hoy estos restos están desaparecidos) y que además vinculan ya el acontecer histórico comarcal con la historia montijana descrita con el templo de san Isidro que ya era parroquial en los años finales de la Edad Media (siglos XIV-XV).


Precisamente, la imagen mariana fue encontrada entre los restos de la antigua villa romana en pleno proceso de repoblación cuando el reino de León tras conquistar la zona por el rey Alfonso IX en 1230 (realmente entre 1228 y 1230), quien entregó a los Caballeros de la Orden de Santiago esta zona y, pobladores leoneses llegan con sus devociones y tradiciones a una zona que se les ofrece protegidos por fueros, una paz y convivencia en principio segura.


Es así como aquella que es considerada “hija del Anas”, (Bar-hija” como prefijo hebreo y el sufijo “Anas” en referencia al actual río "Guadiana"), tendrá en los años centrales del siglo XVI una ermita y mayordomía con plena organización y estructura eclesiástica. No olvidemos que en las primeras referencias escrita sobre ella, aparece como “Barbanna” e incluso “Barvana-Varvaño”.


LA ERMITA Y MAYORDOMÍA DE NUESTRA SEÑORA DE BARBAÑO: SIGLOS XVI-XVIII


La primera e importante descripción de la ermita de Nuestra Señora de Barbaño nos llega en el año 1556, cuando los visitadores de la Orden de Santiago afirman que la ermita está siendo realizada con una sola capilla cuya techumbre es de pino y caña, siendo además estos momentos cuando comienza a ver sus primeras remodelaciones. Ya eran en el año 1553 limosnero de la ermita García Sánchez de Juan, en 1554 Juan Pérez y en 1555, Juan Esteban obteniendo de esta manera el nombre de los primeros ecónomos de la ermita.


Otras obras de Pablo Iglesias Aunión donde se recogen referencias a la devoción mariana montijana y comarcal.

Durante la segunda mitad del siglo XVI, el edificio o fábrica de la ermita conocerá importantes remodelaciones y ampliaciones como lo demuestra la descripción realizada por la orden santiaguista en 1605 al hablarnos, de que la iglesia poseía un portal grande, estructurado por cinco arcos de ladrillos: “…los tres en la delantera y los dos a los lados cerrados, alrededor de poyos y respaldones de ladrillo…Dicho portal está al viento, a dos aguas, con nueve cuarterones de madera de pino, alfajías y el tejado encima…” Además, poseía en lado derecho del portal un altar de ladrillo donde se decía misa cuando se realizaba alguna procesión.


Pero indudablemente, una de las grandes riquezas ornamentales y artísticas que poseía aquella ermita era la presencia de un rico altar mayor que hoy en día ha desaparecido. Realizado en madera de pino, poseía tabernáculos dorados y pintados, todo ello para contener la imagen de Nuestra Señora de Barbaño, sobre la que al aire aparecían dos ángeles que portaban una corona. Encima de todo ello Dios Padre, tallado de medio bulto guarnecido en otro tabernáculo. En esta descripción de la visita de la Orden de Santiago en el año 1605 se termina diciendo en referencia a dicho altar mayor: “…la guarnición de un piso de serafines de talla un frontispicio dorado y pintado…todo ello muy bien acabado.”


EL CAMINO POR EL SIGLO XIX


El amor del pueblo montijano por su Patrona se incrementa año a año: rogativas, procesiones, ofrendas, devociones, gracias y, todo un largo etcétera que nos hace entender por qué hoy la feria y fiestas se hacen en su honor.


Su presencia en el colectivo imaginario y en la religiosidad popular montijana estará presente en diferentes momentos como por ejemplo a inicios de siglo cuando en 1801 a consecuencia de una fuerte sequía la Hermandad de la Patrona a petición de los labradores de Montijo realiza un Novenario; la devastadora Guerra de la Independencia de los franceses (1808-1814); las rogativas igualmente por la sequía por los años centrales del siglo y, de manera tan especial, la Epidemia del Cólera Morbo (1854-1861).


Los años cruciales para entender las fiestas que ahora celebramos del 7 al 11 de septiembre llegan entre 1856 y 1862 cuando se unen las mencionadas feria y fiestas que ya en tantas ocasiones ha sido publicado y explicado.


Cofradía, patronalidad y feria. Sentimiento, pueblo y fe. Respeto, devoción y libertad. Todo un conjunto de manifestaciones que han hecho perdurar a lo largo del tiempo el verdadero sentido que sostiene tantas cosas en Montijo. Recordando a su Patrona no dejaremos caer en el olvido los muchos siglos de historia que sin ella perderían su sentido porque en el sentido de la fe en torno a María de Barbaño muchos montijanos han edificado su vida, su familia y su forma de actuar.


Renovando y adecuándose a las necesidades actuales en una sociedad en general laica y plural donde la religión ya no es -como en antaño- eje y centro de la vida de este colectivo imaginario, progresamos y mantenemos todo lo que este complejo mundo de la religiosidad y piedad popular conlleva.


Felices fiestas patronales 2024

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NOTA ACLARATORIA:


Pude realizar el censó y transcripción de los libros de visitas en el año 1996, siendo "becario de la Junta de Extremadura" en el programa de Censos de los Archivos Municipales y estar destinado al Archivo Histórico Provincial de Badajoz. Fue lo que me permitió en 1999, poder escribir el primero de los libros que se referencia a la historia en torno a la fe y la religiosidad popular de Montijo a la imagen de María de Barbaño. Igualmente realice la transcripción de la práctica totalidad de pueblos de la Comarca de Mérida desde 1494 a 1605 que igualmente darían lugar a dos libros entre los años 2000 y 2002 (el primero con dos ediciones agotadas).

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