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Foto del escritorPablo Iglesias Aunión

El fenómeno social morisco en la Baja Extremadura: 1498-1660 (1ª parte)

Un estudio basado en las fuentes primarias: Libros de Visita de la Orden Militar de Santiago


Éxodo de los moriscos granadinos. CH. Weiditz, 1530


INTRODUCCIÓN

 

La riqueza del estudio de las minorías en la compleja realidad de la transición cronológica de la "España" de finales del siglo XV (finales de la Edad Media), hasta el mismo reinado de Felipe IV (1621-1565) con la plena pérdida de poder tras la secesión de Portugal en 1640 y con un decreto ya firmado en el año 1609 de expulsión definitiva con su antecesor Felipe III (1598-1621), expulsión que además fue escalonada entre ese año de 1609 a 1613 no es una realidad histórica fácil de analizar y además se presenta compleja por los elementos que iremos a continuación desarrollando.

 

Para ello utilizamos dos parámetros fundamentales en la historia: espacio geográfico y espacio cronológico ya señalado en el párrafo anterior. Por un lado el "geográfico" para la Baja Extremadura en torno a la Encomienda Emeritense que tanta riqueza nos proporciona desde el primer tercio del siglo XIII a finales del siglo XIX cuando surgen ya las divisiones administrativas propias de los obispados y diócesis casi actuales.


Las fuentes primarias utilizadas son los precisos Libro de Visitas de la Orden Militar de Santiago -esencialmente, hasta inicios del siglo XVII- quienes recogen sobre su territorio regulado jurídica y administrativamente aspectos como son el fenómeno que aquí nos traemos: el llamado "tema morisco". Evito una enumeración de las poblaciones analizadas porque como indico anteriormente, se trata de la Encomienda y Comarca Emeritense pero donde si destacan poblaciones como Puebla de la Calzada, Montijo, Arguijuela, La Garrovilla, La Roca de la Sierra, La Nava de Santiago, etc.


Control, conversión, seguimiento, catecumenado y vigilancia en la asistencia sacramental, pago por misas y por supuesto un culto “oculto” de la ley islámica que llevó en alguna de nuestras localidades estudiadas a que el caso acabara en el Santo Tribunal de Llerena desde el punto de mira inquisitorial –otro aspecto que habría que dejar pues nos ocuparía igualmente un espacio del que no tenemos-.

 

Por ello quizá los primeros apartados de este trabajo deben ir centrados en lo que supuso el propio problema “morisco”. Problema en cuento a convivencia de culturas y religiones, estando presente ese punto álgido que fue el fenómeno de Las Alpujarras, bien aprovechado desde la literatura, bien desde planos que se alejan del fenómeno histórico y que gracias a congresos y jornadas que se han venido y se vienen realizando nos permiten avanzar considerablemente en su conocimiento.


Tema morisco como tema judeoconverso, esenciales dentro del denominado debate historiográfico español pero y que localizamos para el caso extremeño en la Baja Extremadura.


EL TEMA MORISCO EN SU CONCEPCIÓN GLOBAL: ANÁLISIS PARA DESCENDER A LA REALIDAD COMARCA


Amplios e interesantes estudios abarcan este tema 


La riqueza documental para el estudio de la minoría social de los moriscos en Extremadura llega una vez más en la comarca de Mérida-Montijo-Puebla de la Calzada, de la mano de los Libros de Visita y los Mandamientos de la Orden Militar de Santiago.

 

Desde ellos podemos establecer una rica vinculación con el tema inquisitorial, máxime si tenemos en cuenta que, muchos de los pueblos de nuestra comarca dependían jurisdiccionalmente de Llerena incluso en temas tan amplios y afables como la emigración al Nuevo Mundo (véase por ejemplo Revista de Feria y Fiestas de Puebla Calzada, San Pedro, junio 2024). Algunas de las localidades estudiadas, sea el caso de la Villa de Montijo sea el caso de la Villa de Puebla de la Calzada especialmente, se dieron casos ya estudiados y publicados (en este mismo blog recientemente por ejemplo), por profesores interesados en el tema inquisitorial de herejes, brujería y prácticas religiosas no adecuadas a la Santa Fe Católica.

 

Que el tema de los nuevos convertidos hasta la expulsión definitiva firmada por Felipe III en el año 1609 y muy efectiva en 1613 fue desde un principio un motivo de escándalo, queda demostrado en la propia documentación de la época que choca con ellos de manera continuada hasta el extremo que podemos comenzar por decir que jamás estas formas religiosas contaron con una cordialidad y que cristianos y musulmanes pudiera convivir desde otro plano que no fuera el pacto, el engaño y la mirada distante que se tradujo en los acontecimientos de Las Alpujarras.

 

El mismo mandamiento de expulsión que conlleva un preámbulo que nos narra las peligrosas relacionas y las complejas formas de mantener una connivencia entre todos formas religiosas tan diferentes como la cristianas y la islámica o morisca, llegándose a exponer con una imponente rotundidad que debían claramente ser expulsado:

 

“Los dichos moros y moras de estos reinos jamás volverán a Castilla y León…”.

 

Quedó establecido que desde los 14 años en adelante podían marcharse del territorio a excepción de los que eran cautivos, y los que lo hicieran, podían llevarse todas las posesiones que quisieran menos el oro y la plata. Desde el año 1502 y teniendo en cuanta que el levantamiento de Las Alpujarras se produjo como todos sabemos durante el reinado de Felipe III (1567 a1571), como respuesta a un edicto firmado en el año 1566 conocido como La Pragmática, de los inquisidores don Diego de Espinosa y el propio rey Felipe II y proclamado por el Presidente de la Audiencia don Pedro Daza, muestra lo que al final no tuvo otra salida que la explosión y expulsión con las consecuencias sociales, económicas y políticas que también todos conocernos.

 

Fueron objetivos deseados que aquellos moriscos que residían en España, dejasen las costumbres, sus formas de vida islámicas y se convirtieran en españoles católicos. Con la obligación de aprender el castellano en un plazo de tres años cumplidos los cuales, era considerado un crimen hablar, leer o escribir en lengua árabe. Háganse una idea estos aspectos trasladados al tema de la fe, los continuos mandamientos y la preocupación de los párrocos porque estos nuevos convertidos estuvieran dentro de la Pragmática y otras normativas dimanadas de interpretaciones y variedades. Y realmente que en este último aspecto entramos en un complejo mundo de relaciones especialmente de tipo religiosas donde fueron prohibidas por ejemplo los baños públicos pues generalmente ellos los utilizaban para sus abluciones y el mejor de los casos fueron los baños existentes fuera de la Alhambra.


 Manuscritos moriscos hallados en Hornachos


Cierto que Carlos I (1515-1556), vio un peligro constante y continuo en la presión turca contra unos territorios españoles donde en su mismo interior existía población morisca dispuesta a facilitar la siempre tan temida por los Austrias Mayores invasión turca. Aislar la población musulmana tras caer en 1492 Granada en manos cristianas se hizo favorable sobre un problema que algo encerraba pues en el año 1560 se seguía del temo morisco: ¿pudiera ser la cifra de 125.000 individuos? Igualmente podemos hablar de una población que se caracterizaba por la práctica de salteadores y bajo los conocidos monfíes (del árabe منفي munfī, «desterrado»), se llegaba a atemorizar a una población cristiana que era atacada descaradamente.

 

Grabado sobre los monfíes en Las Alpujarras. Foto: Archivo


Estos mofíes, que realmente era desterrados huidos a la montaña, fueron personas perseguidas por órdenes y medidas represoras desde el mismo momento de la toma de Granada y que podemos imaginar el papel que jugaron en todos los momentos de intentos o bien logrados como el de Las Alpujaras de levantamientos. España, con un alto grado de ruralidad y ellos, viviendo precisamente en esa zona, el bandolerismo no tardó en aparecer dentro de las mismas posesiones cristianas: Aben Humaya en el año 1568 tuvo un importante papel en Las Alpujarras.

 

La población morisca, tras la publicación de La Pragmática, estaba dispuesta a negociar. Los representantes eran Jorge de Braca y Francisco de Muley que defendías las tradiciones perseguidas por el edicto pero que fueran incompatibles con las cristianas y, por ejemplo en el comercio, una de las principales actividades moriscas, esencialmente cara al mundo Mediterráneo, fueron respetadas como incluso medida que podría valer para no hacer daño a las arcas reales.

 

Estos argumentos fueron buenos tanto para Carlos I como para su hijo Felipe II, que tras un año de infructuosas negociaciones, en el año 1568 la población morisca de la zona de Las Alpujarras decidió levantarse. Es cierto que no recibieron mucho apoyo de la capital, aunque la rebelión se extendió por toda la zona granadina.

 

El líder del levantamiento fue Fernando de Córdoba y Valor-Tobás, descendiente de los califas cordobeses, quien se volvió como era costumbre con el nombre de Oben Omeya siendo proclamado rey en Narila. Uno de sus seguidores fue Farex Aben Farez, alguacil mayor del rey quien en 1569 sería asesinado ocupando su cargo Abán Aboo. Argelia fue el lugar desde donde recibieron apoyo militar y contó con la desventaja por el monarca español de que la mayoría de los Tercios estaban en Flandes.

 

Ante el real peligro de la revuelta, en el año 1570 don Juan de Austria lideró un ejército desde Italia y la zona oriental de España terminando con la revuelta en el año 1571. Los últimos rebeldes desalojados del castillo de Juviles, fueron asesinados en sus cuevas, donde una de ella Abán Aboo encontró la muerte a manos de sus correligionarios. Los moriscos de Granada, entre los que se encontraban un gran número, fueron dispersados por toda Castilla,


Galicia y León, La Mancha y Andalucía para evitar más revueltas. Pero más tarde, ya con Felipe III en el año 1609, se determinó la expulsión definitiva contando con aquellos que pelearon contra los moriscos el Inca Garcilaso de la Vega.

 

LA EXPULSIÓN MORISCA Y LA INCIDENCIA DIRECTA EN TIERRAS EXTREMEÑAS

 

No fue ni mucho menos una única causa no tampoco debemos caer en la extravagante idea de que el motivo fuera exclusivamente religioso. Realmente los convertidos forzosamente durante más de un siglo seguían siendo parte de una población, que a parte de la actual comunidad valenciana, había perdido el derecho a hablar su lengua (el árabe y, todos sabemos lo que eso significa para un musulmán), el conocimiento del dogma islámico y los ritos estaban extremadamente prohibidos a pesar de una teórica superficialidad en la vigilancia que realmente no era tal como veremos más adelante en los mandamientos de los visitadores y en las mismas preocupaciones de los curas en los lugares por lo menos demostrados documentalmente santiaguistas.



 Modelo de Libro de VIsita de la Orden de Santiago


Igualmente cierto era que se sabía que dicha religión era practicada en secreto, otro aspecto que preocupaba a los anteriores ya mencionados visitadores de la Orden de Santiago junto al seguimiento de los llamados bautizados nuevos, aunque esas prácticas como era lógico en villas y aldeas eran muy pobres. Aquí tenemos ya un elemento indiscutible que nos dará sin duda en el desarrollo del proceso investigador más de una oportunidad de comentar.

 

En segundo lugar, para entender la expulsión definitiva de los moriscos tenemos que tener en cuenta el mismo levantamiento de las Alpujarras y las consecuencias que todo ello se derivó pues ya en 1604, habían disminuido considerablemente los recursos llegados de América y la reducción de los estándares de la vida llevó a la población cristiana a mirar con resentimiento al morisco: “esto es algo que suele seguir siendo típico español, mirar el otro como culpable cuando a uno las cosas no le van bien.”

 

El ambiente político y socio-mental del momento se une a las causas definitorias de la expulsión pues realmente vivimos unos años de enrarecimiento en el pensamiento y desde hacía tiempo, se tenía ganas de acabar con aquel asunto de aire crítico que corría por toda Europa sobre la discutible cristiandad de España al permitir la pervivencia de esta minoría étnica.

 

Por último, no olvidemos lo que es la misma opinión pública –e insisto- especialmente en nuestra querida España. Una opinión que se encontraba tremendamente dividida entre aquellos que consideraban que debería darse más tiempo para el llamado “proceso de cristianización” y los que deberían no seguir tolerando y proponían abiertamente su expulsión.

 

Claro que en toda esta realidad no podemos olvidar que la población morisca constituía unos 325.000 individuos, que formaban parte de un porcentaje que variaba en función de las Coronas y territorios donde nos encontrásemos dentro de una población general española que alcanzaba los 8.5 millones de habitantes. Especialmente estaban concentrados en Aragón que eran el 20% y Valencia donde llegaban al 33%, con una población cristiana que crecía a menor ritmo que la morisca. Las tierras ricas y los centros urbanos de eco eran reinos mayoritariamente cristianos, mientras que los moriscos ocupaban la pero parte de la tierra pobre y eran considerados como personas concentradas en los suburbios.

 

Sin embargo en Castilla presentaban una situación bien diferente. Esta realidad que adelanto a los puntos esenciales del trabajo, es necesario conocer para poder al lector ubicarlo en el contexto histórico adecuado y que no vean en la expulsión de Felipe III la respuesta a un levantamiento en la zona granadina. Como digo, en Castilla la situación era diferente pues de unos 6 millones de personas, 100.000 los formaban los moriscos y los mudéjares, los cuales llevaban siglos conviviendo con la población cristiana.

 

Podemos por tanto afirmar que todos estos datos no aportan realmente nada pero sin embargo, son datos que desde la generalidad nos permite desviarnos o, si ustedes lo prefieren, descender hasta los pueblos, villas, aldeas y ciudades de la zona comarcal estudiada y encontrar entonces un total de población entre los que encontraremos muchos de los por qué desde el sentido mismo de la expulsión, de sus formas de vida, de la manera en la que fueron vigilados y de una población eclesiástica que en su gran mayoría daba por la opción de que se les otorgara el tiempo suficiente para la conversión. Una opción apoyada incluso desde Roma, consciente de que la plena conversión indudablemente requería tiempo.

 

La nobleza castellana y aragonesa eran partidarias de que igualmente que el papado, se requería tiempo y de dejar además las cosas tal y como estaban, porque eran realmente grupos sociales de los que se beneficiaban como una interesante mano de obra barata en sus tierras.

 

Claro que existían defensores de su expulsión y además defensores que cara a la Monarquía lo cuales gozaban de un poder considerable. Por ejemplo encontramos al inquisidor general valenciano Jaime Bleda, verdadero propositor al rey de su expulsión. Es precisamente cuando al adentrarse en el tema que estamos analizando de los denominados “moriscos”, cuando lo que realmente nos interesa, al menos a mí de manera personal y así he centrado este estudio, es el tema no cuantitativo es decir, cuántos y de qué lugar fueron expulsados sino, como vivían durante el tiempo que estuvieron en nuestras tierras, a qué se dedicaban, qué ocurrió cuando hasta por ejemplo la zona centro-sur extremeñas llegaron las noticias de Las Alpujarras u otros levantamientos; qué pensaban cuando se escuchaba que el rey podría actuar de esta o de la otra manera; qué les decían a sus vecinos cristianos con los que llevaban un tiempo conviviendo en definitiva, como era realmente el morisco primero en Extremadura y luego el que nos centra en la Comarca Emeritense jurídicamente vigilado por la Orden de Santiago.

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FUENTES INÉDITAS

  

Archivo General de Simancas. Secciones: Mercedes y privilegios; Censos de población correspondientes al siglo XVI.

 

–  Archivo Provincial de Badajoz. Sección: Órdenes Militares. Libros de visita de la

 

Orden de Santiago desde 1498 a 1660- Libros de 1001 al 117 y libro número: 246.

 

Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol. Registros Sacramentales. Libro número 2 de bautizados. Años: 1620-1641

 

– Archivo Parroquial de las localidades de Torremayor y Puebla de la Calzada. Libros relacionados con los registros sacramentales. Cotejo de datos para la relación con las actas santiaguistas. Siglo XVII.

 

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS


–  RODRÍGUEZ BLANCO, DANIEL: La Orden de Santiago en Extremadura (siglos XIV y XV).

 

Editorial: Editora Regional Extremeña. Colección de Historia Excma. Diputación Provincial de Badajoz. Badajoz, 1985.

 

– CARDALLIAGUET QUIRANT, MARCELINO: Historia de Extremadura Biblioteca Pública Municipal Extremeña. Universitas Editorial. Badajoz 1988.

 

– NIEVAS FERNÁNDEZ, JULIO: La sociedad. Historia de Extremadura. Volumen III. Editado por Universitas-Badajoz. Biblioteca Básica Extremeña. Badajoz, 1985- Págs.535-538

 

–  IGLESIAS AUNIÓN, PABLO: Historia de la Comarca de Mérida del Medioevo a la

 

______________Modernidad. Edita: Adecóm-Lácara y Diputación Provincial de Badajoz.

 

______________Historia, Religión y fe en nuestra Señora de Barbaño. Piedad y religiosidad popular en la Villa de Montijo Edita: iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Montijo, 1999.

 

– JANNER, FLORENCIO: Condición social de los moriscos en España. Cau- sas de su expulsión, consecuencias que produjo en el orden económico y político. Biblioteca de Historia. Espuela de Plara MMVI. Ediciones Rena- cimiento, Sevilla, 2006.




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