Desmontando tópicos sobre la Historia
- Pablo Iglesias Aunión
- 20 jun
- 7 Min. de lectura
"De la mano de Esteban Mira Caballos y de su obra entendemos lo que es el rigor y el academicismo en la investigación histórica: "El descubrimiento de Europa" y "Colón: el converso que cambió el mundo."

INTRODUCCIÓN: a modo de preámbulo
Esteban Mira Caballos es doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla y ha sido galardonado con diversos premios en el ámbito de la investigación histórica. Especializado en las relaciones entre España y América en el siglo XVI, ha publicado numerosas obras, entre ellas:
"Francisco Pizarro. Una nueva visión de la conquista del Perú"
"Hernán Cortés. Una biografía para el siglo XXI"
"El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo"
"Colón: el converso que cambió el mundo"
Mira Caballos en general pero en particular en esta última obra, utiliza una metodología rigurosa, combinando la investigación histórica con los avances científicos más recientes para ofrecer una visión renovada y detallada de la vida y legado de Colón. Es precisamente la lectura de su última obra en torno a la eterna figura de Cristóbal Colón, lo que me lleva a este reflexión al situarme en el entorno, contexto y ambiente de un historiador con miras de hacer una historia seria y atrevida. Lo fue desmontando el viejo tópico que sostenía la presencia de indígenas en el Viejo Mundo, dilucidándose en su lectura, que podía llegar un libro de su quehacer histórico sobre este genovés de los siglos XV-XVI.
Quede claro de inicio, que la siguiente reflexión no gira sobre nadie en concretos y mucho menos busca abrir frentes en nada, ni levantar polémicas en determinados sectores sociales. Si lo hiciese, cada cual sabrá. En ese caso, hablo de los aludidos, lo serán porque lo mismo efectivamente se ven reflejados en algunas de estas reflexiones o afirmaciones que hago.
Giramos en torno a una sociedad actual tan “desinteresada por lo interesante”, tan “amante de lo vulgar” especialmente en lo televisivo, nada en lo literario y menos aún en la formación y, tan líquida como dijo y definió el filósofo Zygmunt Bauman. Insisto: contra nadie pero sin contra algo.
Volviendo a nuestro investigador, en un Diario Digital de tirada nacional, el Doctor en Historia por la Universidad de Sevilla Esteban Mira Caballos, a raíz de publicar su reciente ensayo titulado Colón, el converso que cambió el mundo, desmonta una serie de mitos sobre este legendario personaje que tanto ha sido “manoseado” por unos y otros e incluso utilizado, como no, ideológicamente.

Pero sin duda, lo que más me llama la atención, entre otros muchos más aspectos, es que Mira Caballos llega a expresar en un momento de la entrevista algo muy interesante y que creo es el origen y el particular punto de arranque en todo este mundo de la Historia y de la investigación histórica cuando llega a afirmar: “Para esto estamos los historiadores -expresa respecto a los mitos de Colón- para despejar la historia y neutralizar los mitos” reflexión que me ha llamado poderosamente la atención porque llevó más de treinta años precisamente peleándome por conseguir que el papel del historiador sea en su justa medida el que adquiere por formación académica, sin que por ello podamos dejar la puerta abierta a casos muy concreto y específicos -raro es el caso-.
Y con todo ello, desde una sencilla pero honrada reflexión, me asalta nuevamente, no ya una pregunta, sino una misma afirmación: La pregunta de por qué la Historia debe de ser hecha por académicos, personas con su correspondiente titulación universitaria es indudablemente interesante y hoy en día está, podríamos decir, encima de la mesa de muchos debates en los que sin duda va ganado terreno en la actualidad de manera asombrosa y Mira Caballos con su obra nos lo corrobora. Intentaremos demostrar en esta reflexión el “por qué” de estas aseveraciones.
MÉTODO RIGUROSO Y CRÍTICO

Los académicos en el campo de la Historia estamos formados para poder seguir un método, unos modelos y unas formas dentro del campo del rigor y del mundo crítico los cuales se exponen en un buen conocimiento de las llamadas fuentes primarias, saber interpretarlas, analizar documentos originales, testimonios, restos arqueológicos, etc. Una pregunta que deben ustedes responderse a este respecto y que quizá les ayuda a comprender esta reflexión: “¿Es posible sin una adecuada formación académica saber interpretar desde la Paleografía textos originales de los siglos por ejemplo XIV, XV, XVI o XVII (escritura gótica, procesal, cortesana, cursiva, administrativa, etc.), en la que un académico requiere para su correcta transcripción mínimo de dos a tres años de estudio y una constancia casi diaria en su práctica.
Igualmente y siempre, sin salirnos de este método riguroso y crítico, el historiador con formación académica sabe contextualizar es decir, situar los hechos en su “contexto, y no sólo me refiero al tiempo y al lugar, sino también entender y por tal saber dar a conocer las condiciones sociales, políticas y económicas. Lean la obra anteriormente citada de Esteban Mira Caballos sobre la figura de Cristóbal Colón. Los argumentos que utiliza el autor magistralmente -aparte obviamente de fuentes y otros elementos- en torno al origen judío del navegante están perfectamente situados en el momento, ambiente y costumbres de la época de manera que al leer los por qué y en qué se basa Mira Caballos para decir que Colón tenía ascendencia judía, haciendo referencia a pruebas y a las formas propias del comportamiento de estos individuos en una similitud a los intereses de Cristóbal Colón desde la perspectiva mental, social y económica.

Igualmente existe una capacidad de análisis crítico al saber distinguir entre diferentes perspectivas, sesgos, y es capaz -Mira Caballos- de hacer un análisis detallado sobre las motivaciones en torno a las fuentes. Las fuentes no están en importancia para el historiador por el hecho de que son “fuentes” sino que por ellas y con ellas evita errores o huye de detalles superficiales y nominales. Los académicos podemos decir, hemos sido entrenados para evitar todo ello. Por el contrario, una persona “aficionada a la historia” -merecedora de todo el respeto en su quehacer pero no por ello compartido- es decir, que carece de titulación, suele generalmente carecer de los métodos necesarios para hacer esta tarea de una manera confiable.
ACCESO A FUENTES Y ARCHIVOS ESPECIALIZADOS
Los historiadores académicos tienen acceso a archivos, bibliotecas especializadas y utilizar una serie de recursos de investigación que ni mucho menos se aprenden de manera mecánica sino a través de una preparación que te acredita incluso ante esos mismos archivos, te capacita para poder consultar ciertos documentos y especialmente aquellos que son de archivo o están en manos de instituciones.

FORMACIÓN INTERDISCIPLINARIA
Uno de los mejores recuerdos de mi paso por la Universidad como estudiante -lo sigo siendo pues soy doctorando actualmente es decir, en vías de defender mi tesis doctoral- y como profesor o docente en tanto en la enseñanza Secundaria como en la propiamente Universitaria (dependiente del Instituto Superior de Ciencias Religiosas “Santa María de Guadalupe” de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz como subsidiaria de la Universidad Pontificia de Salamanca), es el carácter interdisciplinar que se me ofreció en la misma.
Porque junto a la formación propia en el campo de la Historia, aparecen otros campos de las ciencias humanas como la arqueología, la antropología, la filosofía, la sociología, la economía, etc. Junto a ellas, la Historia como disciplina científica en el campo de las humanidades tiene que valerse también de ciencias empíricas como las matemáticas, la estadística, las variabilidades en el uso de parámetros y medidas, etc. Estamos ante una visión interdisciplinar que permite realizar los análisis más profundos de los eventos históricos: ¿Es esto posible sin el paso por la universidad?
EVITAR LA DESINFORMACIÓN
A veces creemos que con comunicar algo tal y como aparece en unos documentos por ejemplo de hace dos siglos estamos informando y sin embargo el lector termina totalmente “desinformado”, por qué.
Porque en la era de la información, proliferan muchas interpretaciones erróneas de hechos históricos, especialmente en medio no académicos. La historiografía está llena de mitos, distorsiones y malentendidos que pueden ser utilizados de forma interesada o por falta de comprensión. Los historiadores formados tienen herramientas para evitar estos riegos y ofrecer una narración más precisa y comprensiva.
ESTABLECER UNA BASE DE CONOCIMIENTOS CONSENSUADA
Aquí sí que sin duda se abre una brecha enorme entre unos y otros. Los historiadores trabajan en un campo académico que busca llegar a un conocimiento basado en la evidencia. Aunque en Historia no todo es ni mucho definitivo y siempre hay y debe haber espacio para el debate, los académicos permiten que sus ideas evolucionen a través del consenso y el intercambio de ideas basado en pruebas, lo cual asegura una cierta calidad y fiabilidad en las interpretaciones históricas.
RESPONSABILIDAD ÉTICA
Qué decir de este aspecto en una sociedad donde precisamente la ética brilla literalmente por su ausencia. La Historia tiene un poder simbólico y práctico muy fuerte, ya que modela nuestra comprensión del pasado y, por lo tanto, nuestra identidad. Pero tampoco se puede transformar la identidad del pasado porque es anti-ético, puro intrusismo. Los historiadores académicos tienen una responsabilidad ética más clara en cuanto a cómo representar el pasado de manera honesta, precisa y respetuosa.
TRABAJO Y ESPECIALIZACIÓN
El estudio de la Historia en profundidad requiere una especialización. Por ejemplo, un historiador especializado en la Edad Media en Europa tendrá un conocimiento mucho más profundo y detallados que alguien sin formación específica, que podría no ser capaz de distinguir las fuentes más relevantes o comprender los matices de los eventos.
¿NEGAMOS ENTONCES EL RESTO DE ESTUDIOS Y TRABAJOS?

Por supuesto que no. Una persona que no ha tenido un paso por la universidad y una formación académica en el caso de la Historia puede realizar contribuciones valiosas a la Historia. Muchas veces, las aportaciones de estas personas apasionadas o autodidactas pueden traer nuevas perspectivas o descubrir áreas de investigación que no han sido atendidas académicamente. Sin embargo, la falta de formación académica, puede dificultar la aplicación de los métodos necesarios para llevar a cabo investigaciones históricas rigurosas y, por tanto, las conclusiones que se saquen pueden carecer de la profundidad o el respaldo necesario.
Dicho todo esto, muchos historiadores académicos valoramos las aportaciones de aquellos que tienen verdadera pasión por la Historia, pero siempre es importante asegurar que el conocimiento se construya sobre una base sólida, verificada y argumentada.
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