Puebla de la Calzada y la Inmaculada Concepción “una simbiosis de amor que llena su historia”
- Pablo Iglesias Aunión
- hace 6 días
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Nuestra Señora de la Concepción, Patrona de Puebla de la Calzada
Puebla de la Calzada y Nuestra Señora de la Concepción suman dos realidades de cuyo resultado sale a lo largo de la historia y a través de los siglos el reflejo de lo que es el sentimiento en torno a la Inmaculada Concepción en esta villa situada en el corazón de las Vegas Bajas del Guadiana. Sin duda no nos equivocamos si afirmamos que ese reflejo supone un amor simbiótico y reflexivo que con el tiempo ha ido madurando para quedar totalmente cimentando a lo largo del espacio, del tiempo y de la forma.
En estas tierras donde el sol se extiende como mar inmóvil y los campos aparece dibujando sombras de oro, Puebla de la Calzada guarda en el corazón de cada uno de sus habitantes esa devoción que pervive y trasciende durante siglos. Todo es fruto de la causalidad y nada lo ha dejado en esta bonita relación del pueblo con su Madre Inmaculada a la casualidad.
Los primeros signos de ese amor: siglos XV-XVII

Bajo la atenta mirada de aquella institución que dominó entre los siglos XII al XVI con clarividencia jurídica, administrativa, económica y religiosa Puebla de la Calzada, la Orden Militar de Santiago, el primer templo parroquial que tuvo y que se mantiene hasta nuestros días es precisamente un ejemplo de esa preferencia por la advocación en torno a la Virgen.
Así ya desde los primeros momentos situados entre los años 1494 y 1500, dicho templo aparece recogido con el nombre, advocación y titularidad de iglesia de Nuestra Señora y así, irá apareciendo en sucesivas visitas hasta mediados del siglo XVI cuando en el año 1550 sigue advocada bajo este nombre mariano. Pero no hay una toponimia de continuidad en este amplio espacio de tiempo. Durante las visitas de los años 1508, 1511 y 1515, el templo pasa a llamarse iglesia de Santa María. Será ya a inicios del siglo XVII en el año 1605, cuando la iglesia parroquial pase a ser conocida como Nuestra Señora de la Encarnación.
Bajo este prisma de amor, admiración y devoción poblanchino, tenemos que dejar enredarnos por ese tiempo que no pasa para cada uno de los habitantes inadvertidos al estar señalado por el amor a su Madre y desde esta preciosa y singular localidad, dejar que
se levanen con aires de grandeza y con suspiros llenos de quejidos, esos siglos amados en momentos e instantes de grandeza cuando cada mes de diciembre, Puebla de la Calzada entre la niebla y el frío busca con sus ojos a la “Sin Mancha” la In-macula.

De esta forma, en el transcurrir de los siglos, visitar hoy Puebla de la Calzada durante estas fiestas que comparte patronalidad con las que celebra en junio dedicadas a San Pedro Apóstol, es determinar un querer quedarse en esta noble villa encadenados por una amor libre y esplendoroso que se ha ido abriendo espacio entre sus habitantes quienes, protagonistas a iguales en esta historia de amor, plasman un ascenso mayor cuando nacen ermita y hermandad bajo la presencia de Nuestra Señora de la Concepción.

Porque fue precisamente en aquella última visita documentada de la orden santiaguista del año 1605, cuando se precisa la existencia de una ermita que será soporte y pilar de la posterior devoción a Nuestra Señora de la Concepción: la ermita de los Santos Mártires, san Fabián y San Sebastián. Sabedores hoy que en el siglo XVIII esta ermita es remodelada sobre los restos de aquella descrita por la orden, se edifica en el siglo XVIII ahora la denominada ermita de la Inmaculada Concepción, para volver a dejarnos enredar por el tiempo y hoy, en la actualidad, ver un edificio remodelado por la mano y la ingeniería que Adel Pinna Casas supo darle para que en 1920, bajo el mandato del entonces alcalde que ejercía de mayordomo, Cándido Maza Coco luciera esplendorosa y permaneciera ante el paso de los años. Este maestro constructor es el promotor y diseñador del bello edificio que está en Badajoz y que conocemos como La Giraldilla y de algunas otras edificaciones en Puebla a las que en su momento dedicaremos nuestro espacio y nuestro tiempo.
Alcaldía y mayordomía es un fenómeno muy mariano y muy comarcal. Nuestra Señora de Barbaño patrona de la vecina y cercana Villa de Montijo también tiene esos mismos aconteceres en su historia. Basta buscar un solo ejemplo cercanos en fechas cuando el alcalde de Montijo Francisco Rodríguez Capote ejercía la interinidad de la mayordomía de la patrona montijana.
Leyenda, milagros, fe y tradición: siglos XVIII-XIX
Es el imaginario colectivo quien en estas fechas de la conocida tradicionalmente como La Pura nos pide ahora permiso para ocupar el protagonismo en esta relación de pueblo y fe, dejándose besar por los labios de la tradición y dejándose guiar por los latidos del corazón de su historia.
Nace así, en esta villa ya asentada en época medieval por sus centenarias aldeas (Rubio, Carazo y Torrefresno), cuando sobre las fértiles tierras que baña el vecino Guadiana, se dictan las reglas de la vida rural bajo la atenta mirada de sus gentes de campo que conocían la incertidumbre de la sequía y la violencia de las crecidas. Es el contexto adecuado para invocar la protección a María como protectora y guía.
Es el momento del agua tan protagonista en nuestros pueblos de las Vegas del Annas. Es igualmente el momento de que leyenda, milagros, fe y tradición entre a tener su propio capítulo desde la historia de las mentalidades y desde la religiosidad popular. Puebla de la Calzada conoce estos relatos muy bien que nos hacen viajar hasta el octubre del año 1860, cuando en las cercanías de la ermita mariana, Juana Fernández Pinilla cae a un pozo cercano a la iglesia con su hija recién nacida. Allí permanecerían cuatro horas. Ese tiempo tan eterno parea ellas como las noches de invierno cuando la niebla abraza las esquinas de la villa y nada parece tener vida. Es entonces cuando la claridad desciende sobre los campos y en el agua que siempre obra milagros en la vida humana, madre e hija fueron rescatadas sin rasguños en sus almas.

¿Milagro? Así lo entendió ella que quiso que aquel momento tal acontecimiento quedara plasmado en un exvoto pictórico que desde el año 1862 está presente en la ermita de la patrona y, así lo han respetado las gentes de Puebla. Con todo ello ha crecido en fe y en memoria Puebla de la Calzada con girones de amor y respeto hacia la Inmaculada Concepción. En cada gesto cotidiano como sembrar, cosechar, abrir puertas y ventanas, siempre todo el aire y todo el sabor de la villa impregnado de esa veneración silenciosa que rompe en estruendos de júbilo y alegría cada 8 de diciembre.
Y en el transcurrir de los días, la devoción se ha ido articulando en actos visibles que va desde aquella transformación de la ermita de los Mártires en ermita patronal a, procesiones en Adviento, mantenimiento de la imagen atribuida al escultor poblanchino Miguel Sánchez Taramas (segunda mitad del siglo XVIII); objetos de culto y veneración como el cáliz de plata adquirido en 1860 y que como es propio en las hermandades y devociones a la Inmaculada Concepción, aparece en él su inscripción de titularidad.
La Inmaculada Concepción se ha convertido para Puebla de la Calzada en toda una identidad colectiva: familias que transmiten con amor a la Inmaculada de generación en generación y que en cada hogar poblanchino se reserva un espacio sagrado que supo adelantarse al dogma oficial proclamado por Roma en 1854 bajo la bula Ineffabilis Deus del papa Pío IX.
Oficios, labradores del campo y labradores del tiempo tiene Puebla de la Calzada en cada celebración en torno a María Inmaculada, “su Pura”. Historia del pueblo e historia en torno a la Virgen que se entrecruzan con la misma fuerza que el río Guadiana lo hace con sus riberas. Todo para que cada 8 de diciembre, la Inmaculada Concepción sea en Puebla de la Calzada un símbolo de cohesión social, una lazo entre lo terrenal y lo divino, entre el pasado y el presente.
Hoy, recorrer las calles de Puebla de la Calzada, se perciba como historia viva: en las miradas de los mayores, en el eco del campanario de su ermita y de su parroquia, Nuestra Señora de la Encarnación. La Inmaculada Concepción es en Puebla de la Calzada, saber leer el tiempo y la vida a través de la luz de la fe. Se volverá a escuchar en las gargantas de los poblachinos gritos pujando en favor de ella y todos aclamaremos mientras al aire hondean nuestro blancos pañuelos: un cada vez más profundo: ¡Guapa, guapa y guapa!





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