Recibía con gratitud y con entrañable reconocimiento por el esfuerzo en su momento desarrollado, el "apto" desde la Comisión Académica del Programa Interuniversitario de Doctorado en Patrimonio (UCO, UHU, UJA, UEX), que me certifica por la participación dentro del proyecto formativo para la realización de mi doctorado de la mano de la Universidad de Extremadura conjuntamente con la de Córdoba, Huelva y Jaén.
Formarse en un docente es una tarea constante. Hacerlo para un investigador es un deber y como historiador en plena formación, una satisfacción. Durante toda una maratoniana jornada del pasado 24 de marzo, "El doctorado y la carrera académica" centraron siete horas de estudio y trabajo, de magistrales ponencias por grandes profesionales y de acertados consejos para el nada fácil mundo de la elaboración y defensa de una tesis doctoral en mi caso, en el campo de la Historia.
Pero esto realmente no significa nada y nuevamente llega una segunda y apreciada oportunidad. Ahora la de participar en el II Congreso de Humanidades Digitales en la que esperamos no sólo asistir sino igualmente poder ser ponente.
Se trata por tanto de un mundo apasionante el de la Historia y concretamente, el de la investigación que va dando lentamente sus resultados, siempre que los caminos que uno tome te lleven por el rigor académico-universitario del que nunca me he sentido desprendido y al que igualmente uno es capaz de vincular "Historia con Docencia" con los muchos años ya dedicados a las mismas.
Pero la sociedad actual es exigente. Lo es con los profesores y lo es con los alumnos. Imagínense cuando uno se encuentra a la vez en ambos terrenos. Con la ansiada espera de la confirmación de una inminente fecha para la presentación del libro que me ha editado el Ayuntamiento de Barbaño por medio de la Diputación, ya estamos inmiscuidos en dos nuevos proyectos de investigación que igualmente verán la luz entre junio y octubre del presente año.
Escribo estas líneas alejado del afán de un protagonismo que sería efímero y además absurdo (quien me conoce sabe que estoy lejos de esa finalidad). Lo hago porque en mí trabajo ponen su mirada casi trescientos alumnos que te testimonian desde un profundo cariño, una cierta desilusión a la hora de estudiar, de dar el salto a la formación profesional o a la universidad y a los que les aterroriza un calendario vital lleno de exámenes, trabajos y horas de soledad en una habitación ante los libros.
Este Domingo 23 de marzo precisamente celebramos el Día del Libro y puedo asegurarles, que no hay compañía más honrada que la de un libro: es sincera, te habla a la mente y al corazón y sabe transmitirte valores vitales en el crecimiento y conocimiento humano, en tu formación integral: da igual la edad, aunque no todos los medios valen.
Les animo a que si tienen un "sueño" lo persigan. Si "creen en una idea" la maduren y la lleven a la práctica. Si "confían en uno mismo", muévanse en la realidad y alcanzarán cualquier meta. Pero sobre todo de la mano de libro, del estudio y del esfuerzo, aprenderán -aprenderemos- que la honradez en lo que hacemos es la credibilidad de lo que somos.
Feliz día del Libro 2023
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