Charla sobre los orígenes devocionales de la Hdad. de Ntra. Sra. de la Caridad de La Garrovilla: siglos XV al XVIII
- Pablo Iglesias Aunión
- 2 may
- 16 Min. de lectura
"Invitado como Cronista Oficial de Puebla de la Calzada"

El pasado sábado día 26 de abril, tuvo el enorme privilegio como Cronista Oficial de Puebla de la Calzada, de ofrecer al pueblo de La Garrovilla una charla sobre los muchos siglos de historia que tanto su hermandad patronal como el propio pueblo guardan para la luz del conocimiento histórico.
Enormemente satisfecho por la acogida y por un público que durante más de una hora escuchó con atención e interés mi disertación sobre la devoción a su Patrona, la Virgen de la Caridad y sobre una parte de la historia en sus orígenes de su pueblo, insisto que, como Cronista Oficial de Puebla de la Calzada ha sido una auténtica satisfacción recibir los elogios y el agradecimiento de la Hermandad a través de su Junta de Gobierno y del pueblo en la persona de su párroco (iglesia de Nuestra Señora de la Ascención), Dº. Manuel Lagar García.
Es por lo que quiero compartir con todos ustedes un breve resumen de la charla que ofrecí y de la que como ya he expresado, me siento satisfecho por la gran acogida a pesar de tener que competir en horario con toda una final de la Copa del Rey muy clásica. Esta vez y por goleada en la asistencia e interés de público la ganó la Historia.
Orígenes devocionales de Nuestra Señora de la Caridad. La Garrovilla. Siglos XV-XVIII |
Introducción
“Hay en este lugar, en su término, una ermita que se llama de Santa María de la Carilla, la cual está muy reparada. Tiene un corral parte de la casa y cincuenta colmenas.”
(Libro de Visitas de la Orden M. de Santiago, año 1494)
Sería indudablemente un grave error comenzar a hablarles de manera directa del momento o posible momento en el que nace la devoción en torno a la imagen de Nuestra Señora de La Caridad en la localidad de La Garrovilla, especialmente porque estaría faltando a dos elementos esenciales en toda metodología e investigación histórica: el tiempo y el espacio es decir, les induciría al conocimiento de unos acontecimientos fuera realmente del contexto adecuado para su comprensión y le devoción, en este caso, a Nuestra Señora de la Caridad necesita precisamente una adecuada contextualización.
Por tanto y de una manera muy breve, hemos primero de hacer referencia (presentamos diapositiva nº1), a los momentos iniciales de la localidad donde nace la devoción y el amor a la imagen de Nuestra Señora de La Caridad.
Sí expresar desde un primero momento que las fuentes documentales inéditas se constituyen en un elemento esencial para el conocimiento de todo lo anteriormente expuesto unido, como es lógico, a una adecuada selección bibliográfica.
P.1. Primeras fuentes en las que aparece La Garrovilla

Son los llamados Censos de las Provincias Ordinarias y Partidos de la Corona de Castilla (tenemos proyectada la diapositiva número 2), conservados en el Archivo Histórico Provincial de Badajoz, junto a las llamadas Contadurías Generales, Contadurías de Rentas, es decir, censos con intencionalidad fiscal, las fuentes en donde comienzan a definir con claridad la existencia de una localidad bajo el nombre de La Garrovilla en el siglo XVI.
Sin embargo, no son estas las fuentes más primitivas donde nuestra localidad aparece mencionada. Tenemos que irnos al siglo XIII y concretamente al momento de la conquista por parte del rey de leonés Alfonso IX quien tras tomar de manos musulmanas Mérida, posibilitará una movilidad poblacional (repoblación), desde el que se generarán una serie de documentos donde ya nos aparecerá el nombre de La Garrovilla. Documentos que dimanan de los tratados y acuerdos entre Monarquía, Orden Militar de Santiago y Arzobispado de Santiago. Nos encontramos nada más y nada menos que entre los años 1231 y 1245. Documentos a los que además hemos de añadir las Bulas papales que ratifican todos los acuerdos mencionados para esos años.
Ocupación del suelo, repartimientos, regulación del uso de la tierra, normativas de asentamientos harán que la Comarca de Mérida comienza a albergar nombres tales como Puebla de la Calzada, Montijo, Lobón, La Nava de Santiago y como no, entre otros más, La Garrovilla.
Formas y maneras que nos permiten claramente afirmar que, junto al documento firmado en el año 1327 por el Maestre Santiaguista Vasco Rodríguez de Cornalvo, estos lugares fueran ocupados de tal manera que, las tierras en su repartimiento y de esa manera los diferentes procesos de asentamientos -entre otras localidades- encontremos el nombre de La Garrovilla. Luego si, en la mente de todos nosotros está ahora mismo la pregunta de a qué año he de irme para saber aproximadamente de la existencia o nacimiento de La Garrovilla como núcleo poblacional, la respuesta está entre los años 1231 y 1327 es decir, entre los siglos XIII y XIV.
No vamos ni podemos entrar en profundidad en este apasionante tema sobre los orígenes de la localidad que sin duda sería tema de otra charla por los amplios y profundos documentos existentes y que están analizados y publicados convenientemente, pero si hemos de hacer a todo ello referencia porque nos conectan con un núcleo textual, documental esencial: los Libros de Visitas de la Orden Militar de Santiago que comprenden los años que van desde 1494 a 1605 para que así (presentamos diapositiva nº3) podemos hacernos una idea de cómo y quiénes vivían en La Garrovilla en el momento crucial que nos acerca al nacimiento documental de la devoción en torno a Nuestra Señora de La Caridad.
A) La Garrovilla a finales del siglo XV: 1494-1498

Me van sin embargo ustedes a permitir de manera muy breve pero de forma muy clara, concisa y para que se sitúen adecuadamente, que de La Garrovilla se afirma presentamos diapositiva nº4): “La villa de la Garrovilla está a occidente, dos leguas[1] de Mérida. Del origen de su nombre no se sabe bien la causa, si buen hay otros lugares que bien pudieran llamar así. Podía entenderse que Garrovilla es nombre de pueblo y contiende de pelea…
Estas palabras de Bernabé Moreno de Vargas, cronista emeritense y alcalde que fue en el siglo XVII de Montijo, hoy por hoy pueden no tener peso histórico en cuanto a que no justifica para nada la afirmación de que Garrovilla es igual a “lugar de contiende y pelea”, quizá porque el mencionado autor quiera hacer referencia a la época de reconquista y repoblación de la que hemos mencionado anteriormente.
Si conocemos que la expresión etimológica de Garrovilla proviene de una palabra de origen árabe “Algarroba” que fonéticamente en un primer momento haría referencia a un término de aldea del que derivaría posteriormente el actual nombre de Garrovilla. Tampoco queremos ni debemos perdernos en este asunto que nuevamente nos llevaría a entrar en núcleos temáticos que nos desviarían de nuestro tema principal.

Lo que si nos interesa es que entre los siglos XIII y XIV y con mayor claridad y exactitud como veremos a continuación en el siglo XV, el hombre, auténtico protagonista de la Historia, puebla esta zona y hay moradores en lo que hoy conocemos como La Garrovilla y que desde estos primeros momentos, junto al deseo humano de morar, de poblar y de asentarse en estas tierras nace igualmente el deseo de protección y amparo divino bajo la devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora de La Carilla, vuestra querida Patrona.
A finales del siglo XV, en torno al año 1494, La Garrovilla era un territorio perteneciente a la Orden Militar de Santiago (presentamos diapositiva nº 5) y que aportaba a la Mesa Maestral de Mérida (especie de núcleo administrativo de la orden de santiaguista) la cantidad setenta fanegas de trigo y dieciocho fanegas[2] y tres celemines de cebada y centeno. De ello dan testimonio y dos vecinos de La Garrovilla en ese año de 1494, Pedro Chamorro y Pedro Serrano. En esta época se solía escoger a lo que se conocían o llamaban como hombres buenos es decir, “personas de fiar”. Luego podemos tranquilamente hablar de La Garrovilla desde los años 1231-1327 es decir siglos XIII-XIV a finales del XV principios del XVI como formación claramente de un núcleo poblacional de gran importancia.
Tan sólo cuatro años después es decir, en el año 1498, la descripción de La Garrovilla es mucho más amplia pues se nos habla de ya de la iglesia de Nuestra Señora la cual poseía sagrario del que se dice tiene bien pintadas sus puertas, posee dentro una caja con el Santísimo y los lienzos todos ellos limpios y en perfectas condiciones. Más adelante explicaré la importancia que tiene que ver esta descripción con nuestro tema principal.
La existencia de esta iglesia y su descripción en un primer momento puede plantear teorías en torno sobre la existencia en ella de una imagen a la Virgen de la Caridad pero rápidamente despejamos cualquier duda como ahora me dispongo a explicar. Se dice de la iglesia que poseía una imagen de bulto[3] la cual está dentro de un retablo que era pequeño y dorado. Junto a ella, existía una gran cruz de cobre. En ningún momento la descripción nos habla de la devoción o nombre a la que está adscrita la imagen: ¿Podría ser Nuestra Señora de la Caridad? NO (razonaremos ahora nuestra rotunda afirmación).
Poseía la iglesia un segundo altar que estaba dedicado a los Santos Mártires es decir a San Fabián y San Sebastián y aún existía un tercero que estaba dedicado a la Virgen María. Tampoco quiero ahora entrar en una amplia descripción del templo, lo que conocemos como “fábrica o hechura del templo” porque nos llevaría tiempo y nos volvería a desviar del tema principal pero sí afirmar que la iglesia ya poseía en este año de 1498 de una pila bautismal. Unido a la anterior descripción del sagrario y a la presentación del título de colación (territorio adscrito a una iglesia) por parte del cura Diego Sánchez del hábito de San Pedro, quien recibió el curato por el Provisor de la Orden de Santiago don Diego Ramírez, podemos afirmar dos cosas: estamos ante una iglesia con carácter de parroquia y por tanto, la segunda, si es iglesia parroquial, la población a finales del siglo XV es de rango y con carácter de importancia para la encomienda de Mérida y para la misma Orden de Santiago.
P.2. La aparición de la devoción a Nuestra Señora de la Caridad
La descripción de la realidad que hemos realizado sobre la villa de La Garrovilla desde finales del siglo XV nos conduce igualmente al conocimiento de otro edificio de gran importancia para el tema que nos tiene aquí: la ermita de Nuestra Señora de La Carilla, posteriormente “Caridad”.
Será en el año 1498 cuando empiece documentalmente las primeras informaciones sobre esta devoción y que nos adentra en una ermita de la que los visitadores de la orden santiaguista informan que se “encontraba en muy buen estado”, luego es un edificio que sus orígenes sin duda son anteriores puesto que a finales del siglo XV está calificada como “de buena calidad” no: se está haciendo, sus obras se encuentran en éste o tal estado, etc. Lo que no implica que a partir de estas fechas, la ermita pueda y sea remodelada y modificada como cualquier otro edificio.
Es una pena que no se describa a finales del siglo XV pero de ella, si conocemos el nombre del ecónomo que no mayordomo. La diferencia radica en que, si la expresión hubiera sido la de mayordomo, estaríamos ya hablando en el siglo XV de una mayordomía lo más parecido en estos momentos a una Cofradía o Hermandad.

El ecónomo lo es sobre la fábrica o contabilidad e la ermita: Juan Visado, quien presentará las cuentas de la mencionada ermita al propio provisor de la Orden de Santiago Alonso Ruíz Zambrano. No es nada desdeñable la cantidad que presente pues la suma asciende a 195.000 maravedíes, junto a tres cuartillos de trigo (aproximadamente algo más de medio litro o medio kilo) y dos celemines (4,6 kilos aproximadamente, recordemos que nos vemos en medidas castellanas de Edad Media).
El dinero y los beneficios de la ermita son destinados para realizar una caja donde pueda guardarse el Santísimo Sacramento y determinados ornamentos y a obras de mejora de la ermita (la ermita es indudablemente como mínimo de inicios del siglo XV finales del siglo XIV atreviendo a irme a este siglo por la descripción que expondré a continuación con un rica y bellísima expresión de la visita del año 1494: “Hallóse allí cerca en el sitio que llaman de La Caridad junto al río Lácara una imagen. Descubriola un labrado que estaba arando, topó con unos edificios antiguos, que deshechos se vio estar entre ellos a la imagen…” y que coincide con lo que en el siglo XVII, Bernabé Moreno de Vargas dice de ella en los mismos términos. Lamentablemente no hay descripción de la imagen en estos años finales del siglo XV.
P.2.1. La ermita de Nuestra Señora de la Caridad entre los años centrales del siglo XVI: 1500-1550

Interesa y mucho los documentos que nos conducen hasta los años centrales del siglo XVI para seguir avanzando en la devoción a nuestra Señora de La Caridad. Especialmente porque ya podemos establecer un rico circuito de conexión devocional entre varias localidades donde la devoción mariana -que en el fondo es de lo que realmente se trata, acrecentar en el pueblo el amor a María- va creciendo. Me refiero a la propiamente protagonista de nuestra charla Nuestra Señora de la Caridad para La Garrovilla, Nuestra Señora de la Salud para Esparragalejos y Nuestra Señora de Barbaño para Montijo. ¿Qué queremos expresar con esta idea? Porque el nacimiento, asentamiento, desarrollo y difusión de nuestras localidades están íntimamente ligadas al sentir religioso y al deseo de protección divina, especialmente de una población leonesa que vino a repoblar estar tierras de un marcado carácter mariano.
Lo demuestra para el caso de La Garrovilla, el que la población de estas localidades crece no ya solo en el propio sentir de religiosidad y piedad popular mariana entre los siglos XV al XVI de una manera formidable sino igualmente en el caso demográfico (presentamos diapositiva nº 6, tabla poblaciones en el siglo XVI, pág.136).
Imposible conocer la evolución de los orígenes devocionales sobre Nuestra Señora de la Caridad si no conocemos los beneficios que la misma iglesia matriz, es decir la iglesia parroquial de Nuestra Señora percibe en torno al año 1549:
· Una Leal Merced, por la que percibía, la iglesia parroquial, un acrecentado de veinte ducados.
· Una tierra en la zona conocida como El Prado.
· Otra tierra al Ejido.
· Otra tierra que linda con las huertas de Galapaderas, linderos en la calzada y con cargo cada año en decir una misa el día de Nuestra Señora de la Candelaria.
· Tierras que dan los vecinos Juan Martín, Juan Fafila, Miguel Gordo, Pedro Delgado y Juan Ramos con cargos en sus beneficios para el Domingo de Ramos.
· Hemos dejado para el final, tierras donadas en el camino de Nuestra Señora de La Caridad.
P.2.2. La ermita de Nuestra Señora de la Caridad: fábrica, economía e imagen
Todo lo anterior no dejan de ser aspecto de carácter material que nos tiene conducir a la expresión espiritual y al entendimiento del fenómeno religioso en los años finales de la Edad Media y durante la Edad Moderna (siglos XVI al XVIII). De manera que nuestra chara llega al núcleo central en un momento en el que debemos dejarnos mover por el espíritu de admiración hacia un pasado común, a un sentimiento dentro del contexto histórico que surge como ya hemos indicado en la necesidad de ese carácter socio-religioso que hereda La Garrovilla y que irremediablemente la encontramos en la devoción a Nuestra Señora de La Caridad.
Sabemos, por tanto, para no perdernos entre datos, fechas y siglos, que las primeras informaciones que nos llegan en torno a Nuestra Señora de La Caridad tenemos que irnos hasta el siglo XV y que las últimas referencias historiográficas y bibliográficas publicadas, han desbancado y quedado atrás típicas referencias como las de Moreno de Vargas o Navarro del Castillo.
El nombre de nuestra Señora de La Carilla o de la Caridad es sinónimo de unidad histórica, de camino común; de abrir unos aspectos esenciales, encrucijadas temáticas que para todo investigador nos induce y anima a analizar con el entusiasmo de una adecuada metodología un espacio tan impresionante y apasionante como la devoción de La Garrovilla a Nuestra Señora de la Caridad.
Sabemos por tal, que las primeras referencias están ubicadas en el último tercio del siglo XV (1494-1498), con una información sobre una ermita que sin duda evidencia y permite al historiador constatar que su fábrica (obra), es mucho más antigua que esas fechas. Los visitadores santiaguistas nos la refieren -recordemos- como un edificio en buen estado con una más que correcta administración económica (Juan Visado como ecónomo), pero que ni descripción de imagen, ni referencia a mayordomía o cofradía existe (podemos explicar coloquialmente esto).
Sin embargo, en los años iniciales del siglo XVI en 1503, ya si aparece el nombre de mayordomo que recae en la persona de Juan Castaño, quien nos explica que la ermita está en obras y que se está adecentando con pintura y blanqueo la ermita de la patrona de La Garrovilla.
Los beneficios en estos momentos de la mayordomía, es decir, beneficio que genera no solo la ermita sino la visita y devoción a la imagen, es 1.195 maravedís, tres cuartillos de trigo, dos celemines de cebada, tres ovejas y tres cabras. Se insiste que los primeros mandatos santiaguistas de realizar una caja para el Santísimo en la ermita de La Caridad no se han realizado y por tanto deben dichos beneficios ser destinados a la fabricación de una caja de plata sobre copa de pie pequeño y dorado por dentro y sin olvidar destinar parte de estos beneficios a las obras de reforma, ampliación y mantenimiento de la ermita patronal.
A inicios del siglo XVI en esos años de 1500-1503, la ermita está rodeada de piedra y se trata de “una edificación que es la más antigua de la localidad. En su interior, no del templo propiamente sino de lo que alberga la propiedad hay un total de 53 colmenas, encontrándose la ermita a una legua de distancia de La Garrovilla (5,5 kilómetros). ¿Saben ustedes a qué distancia se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Barbaño de Montijo? A una legua.

La ermita toda ella está realizada con un material común y propio en el uso del momento: piedra mampuesta es decir, mampostería que no está trabajada en tamaño y colocada a mano sin seguir unas reglas. Es colocada en seco o con mortero (mezcla de cal o cemento), no tiene cortes precisos ya que entonces serían sillares y son por tanto piedras irregulares. En una palabra, de forma rústica típica en la antigüedad. Toda ella, la ermita, aparece cubierta de madera tosca y caña. Se termina describiendo el edificio con un portal en la parte delantera que estaba construido de buena calidad y que se realizó entre los años 1498 y 1500. Generalmente estos portales poseían unos escalones para que los animales no pudieran acceder al interior.
Lo que indudablemente más nos interesa y todos estamos esperando es la descripción del interior y especialmente de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad. En su interior existía un altar donde se encontraba la imagen de Nuestra Señora realizada toda ella de bulto (ya hemos explicado qué significa); exenta lo que realza esa visión en tres dimensiones o dicho de otra manera independiente del propio retablo. Estas características son importantes porque las imágenes que son descritas bajo estos rasgos nos hablan de tallas de tamaño natural.
Al frente de dicho altar de Nuestra Señora de La Caridad, existía un arco con una reja de madera y un crucifijo. Estas ermitas rurales, generalmente tenían un altar mayor con su imagen titular y eran precisamente protegidas por esas rejas o esos umbrales en las entradas para que se dificultase la entrada de los animales.
A finales de la primera década del siglo XVI, en torno al año 1508, la ermita adquiere un cáliz de plata y un ara (altar) para consagrar, siendo su mayordomo Juan Casado y cura párroco Pedro Bolaños quien también sería mayordomo y al que sucedería Alonso Cacereño (presentamos diapositiva número 7): “Fue mandando que se faga en la dicha ermita la capilla de ella buena en madera de pino. Una capilla de dos gradas e que se blanquee la dicha capilla y se pinte alrededor de la imagen que está de bulto (Nuestra Señora de la Caridad), un friso de ángeles que lleguen hasta lo alto y se ponga reja en el arco de la dicha capilla y se blanquee la ermita toda por dentro” (Año 1508).
Será tres años más tarde en 1511, cuando el entonces mayordomo Alonso Fernández, hizo que se levantaran dos tapias donde se encontraban las citadas colmenas, incluyéndose en la edificación una casa para habitar un santero. Estamos indudablemente ante una institución bajo la forma y manera de lo que será una Cofradía (especialmente cuando lleguen las normativas del Concilio de Trento 1545-1563).
P.2.2. La realidad en el siglo XVIII para el villazgo de La Garrovilla
Seguimos insistiendo en que la realidad religiosa y la situación de la localidad nunca puede ser desmembrada de una visión global. Si nos fijamos en la siguiente tabla atendiendo del Censo del Conde de Floridablanca (incluimos diapositiva número 7, tabla censo Floridablanca): 1 cura; 1 un sacristán, 1 ordinario de menores (relacionado con las causas de menores), 1 escribano, 31 labradores, 32 jornaleros, 1 individuo sujeto al fuero militar y 189 sin profesión o menores. Total 257 habitantes.
¿Qué es lo que realmente estamos en el fondo tratando con el comportamiento del hombre de la Edad Moderna en La Garrovilla en torno a la devoción a Nuestra Señora de la Garrovilla? Comprender nada más y nada menos que lo que se refiere al comportamiento de la mentalidad conocida como religiosidad y piedad popular…Pero sí que es otra historia.
(diapositiva despedida).
Podemos decir finalmente, que desde el deber como Cronista Oficial de Puebla de la Calzada y como profesional dedicado a la didáctica y divulgación de la misma ha sido un verdadero honor y un gran privilegio haber representado a Puebla de la Calzada en La Garrovilla de la mano de la Historia.
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NOTAS
[1] Una lengua castellana equivalía a unos 5.5 kilómetros.
[2] En el siglo XV, la fanega era una de las principales unidades de medida para áridos en Castilla, y su valor exacto podía variar ligeramente según la región. Sin embargo, en términos generales:
1 fanega ≈ 12 celemines
1 fanega ≈ 55,5 litros en Castilla (esto es una media, porque en algunas regiones podía variar entre 50 y 60 litros).
Además de volumen, "fanega" también podía referirse a una unidad de superficie de tierra —la cantidad de terreno que podía sembrarse con una fanega de grano—, que equivalía aproximadamente a:
1 fanega de tierra ≈ 6.400 m², aunque esto también cambiaba según la zona.
Este tipo de medidas no eran del todo estandarizadas hasta bien entrado el periodo moderno, así que si estás trabajando con documentos del siglo XV, es buena idea verificar la región específica y si se usa para medir volumen o superficie.
[3] “De bulto” es una expresión que se utilizaba para decir era en tres dimensiones término que como podemos comprender en aquellos momentos se desconocía y así hacer referencia a una imagen que no era plana y que podía ser vista en su totalidad desde cualquier punto de vista con total volumen.
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